martes, 1 de junio de 2010

Cirugía de la diabetes tipo 2 en pacientes no obesos mórbidos, algo más que adelgazar.

En el año 2006 un investigador Italiano afincado en EEUU, el Dr. Rubino, trabajando con ratas genéticamente diabéticas confirma nuevamente que una bypass soluciona la diabetes y que al revertir el bypass, al deshacer el bypass, las ratas se vuelven otra vez diabéticas. Lo más asombroso es que en este caso las ratas no eran obesas, por lo tanto la resolución de la diabetes no está únicamente ligada al adelgazamiento, sino a algún otro mecanismo, como ya se sospechaba. Puesto que la derivación del duodeno, de modo que la comida no pase por el, soluciona la diabetes y la reoperación para volver a reestablecer el paso de la comida por el duodeno vuelve a generar diabetes en las citadas ratas, hace pensar que en el duodeno pudiera producirse algún mecanismo de “sobresaturación” que actuase interceptando la acción pancreática o que el paso de la comida a una zona distal del intestino estimulase la función pancreática. No se conoce por el momento como se mediaría el mecanismo en el intestino proximal, en el duodeno. Sin embargo, la posibilidad de existir un mecanismo que parta del intestino distal ya era relativamente conocida, a través del efecto de las incretinas. En 1902 Bayliss y Starling fueron los primeros en describir la conexión hormonal entre el intestino y el páncreas demostrando que la mucosa intestinal contenía secretina que provocaba la estimulación de la secreción exocrina del páncreas. En 1979 Creutzfeldt definió las incretinas como hormonas intestinales que estimulaban la secreción de insulina después de la llegada de nutrientes al intestino. Hoy se conoce que las incretinas se secretan en las células L del intestino delgado distal y colon. De ellas es la GLP-1 (7-37 y 7-36) la que más interés tiene en relación a su acción sobre el páncreas y a la mejoría de la diabetes. La GLP-1 estimula la secreción pancreática de insulina, mejora la acción de la insulina y reduce la resistencia a la insulina en le adiposito; pero además, incrementa la neogénesis de las células beta del páncreas, estimulando la diferenciación de las células beta progenitoras y la proliferación de las células beta, y en hígado, músculo y tejido adiposos tiene acciones "insulinomiméticas" directas para inducir lipogénesis y glucogénesis. El hecho de que la GLP-1 pueda estimular la producción de células beta pancreáticas, las células que producen la insulina, es muy sugestivo para pensar que la diabetes tipo 2 pudiera llagar a curarse, no solo resolverse, con la cirugía ya que la “sobre-estimulación” de la secreción de la GLP-1 en el intestino distal que proporciona el bypass “sobre-estimularía” de forma constante la repoblación de las células beta. Hay que advertir, que la acción de la GLP-1 es muy corta puesto que su vida media es muy breve al ser eliminada por la acción de la dipectil peptidasa IV (DPP-IV). El conocimiento de los citados fenómenos, ha hecho que diferentes laboratorios farmacéuticos hayan iniciado investigaciones y desarrollado medicamentos encaminados a tratar la diabetes tipo 2 en dos líneas: la producción de análogos a la GLP-1 y la producción de inhibidotes de la DPP-IV.
Los médicos, ya conocían el efecto de las incretinas desde hace mucho tiempo. Nauck lo describe en 1986 en un artículo de la revista Diabetology. La infusión de glucosa intravenosa en sujetos sanos, estimula la producción de insulina de un modo mucho menor que la sobrecarga de glucosa oral. Aproximadamente a los 60 minutos de iniciadas ambas pruebas se produce el máximo pico de producción de insulina. En los pacientes estimulados con glucosa intravenosa la insulina asciende a 0,1 nmol/l frente a los 0,6 nmol/l de la estimulación oral. La ingesta está contribuyendo a la mayor secreción de insulina y esto es debido al efecto de las incretinas, al efecto incretin. Este mismo efecto se produce en los diabéticos tipo 2; pero desafortunadamente, el efecto incretinas está disminuido en estos pacientes y la secreción de insulina mermada.
De este modo, las investigaciones del Dr. Rubino, relacionadas con el efecto incretin, concluyen que el bypass de un segmento corto de intestino proximal resuelve la diabetes tipo 2, independiente del volumen de la ingesta o malabsorción yl bypass del intestino proximal debe considerarse en el tratamiento de la diabetes tipo 2 al contribuir en la fisiopatología de la misma. Estas ideas, abren la posibilidad de operar a diabéticos no obesos mórbidos. En el año 2007, el Dr. Rubino, reúne en Roma a los endocrinólogos y cirujanos más influyentes del mundo en este tema y concluyen que “la cirugía gastrointestinal puede ser apropiada para el tratamiento de la diabetes tipo 2 en pacientes entre 30 y 35 de BMI (Índice de masa corporal) que no tengan un control adecuado mediante el estilo de vida y el tratamiento médico”.